El proceso de revolución puso en peligro los intereses y privilegios de la oligarquía agraria y financiera, la iglesia y el Ejército. Para hacerlo fracasar, distintos sectores conservadores propiciaron una conspiración. Los organizadores de la insurrección contra el poder republicano fueron altos mandos del Ejército agrupados en la Unión Militar Española. Entre los generales implicados habían monárquicos, tradicionalistas, republicanos y otros de más difícil adscripción política. El asesinato del líder de derechas, decidió a los conspiradores a iniciar la sublevación de inmediato; se inició el golpe militar, en Melilla vencieron la resistencia de grupos militares y obreros, se hicieron con el poder del protectorado de Marruecos. Al día siguiente, Franco, que tenía gran prestigio gracias a su experiencia marroquí, voló a Canarias y tomó en mando del ejército de África.
El Gobierno aunque había trasladado a los principales generales sospechosos de infidelidad a la República lejos de Madrid, reaccionó con indecisión y pasividad una vez estallada la sublevación, lo que permitió a los insurrectos consolidar sus posiciones.
-La división de España
Los sublevados controlaban el norte de Castilla y León, Galicia, Navarra, gran parte de Aragón y de Andalucía, Baleares, Canarias y el protectorado norteafricano. Controlaban la principal zona cerealista y militarmente, contaban con la mayoría de oficiales y la mitad de los miembros del ejército y de las fuerzas de seguridad.
Permanecieron al lado de la República la franja cantábrica, el País Vasco excepto Álava y la cuenca mediterránea desde Cataluña hasta Málaga.
De golpe de estado a guerra civil (vídeo):
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